10 ago 2010

Lisboa

Por los barrios más antiguos de Lisboa caminé una noche en sueños. La tarde se acostó sobre un mar de tonos rojizos perezosos. Golondrinas desconocidas volaron sobre un tiesto de nubes de algodón blancas y al contraluz era fácil seguir sus juegos por encima de los edificios aun calientes.
El parásito del tiempo chupaba minutos y rompía en pedazos los recuerdos de aquel día. Un murmullo constante en las calles salía de las persianas, bajadas para huir del calor del verano. Una brisa obediente traía perfume suave a geranios de terraza.
Hombro con hombro, mano con mano, el y yo caminábamos despacio.
Por los barrios más antiguos de Lisboa hicimos una turné de besos temblorosos y acabamos en una pensión de mala muerte que olía a polillas y sexo rápido.
No hubo segunda parte.

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