Esta noche pasada necesité amarte.
Ardía mi cuerpo por tenerte pegado.
Corrían versos por mi corazón hasta mojarme la entrepierna. El pecho se apretó con un deseo ardiente de lunas y palabras.
Corrían versos por mi corazón hasta mojarme la entrepierna. El pecho se apretó con un deseo ardiente de lunas y palabras.
Mi piel abrió sus perfumes al juego de la seducción y las yemas de mis dedos eran plumas añorando el vello de tu pecho.
La carne de mi nuca se erizó como estambres ansiosos buscando polen nuevo y mis ojos que saben a tierra limpia buscaban los tuyos que son de agua clara.
Mis labios querían, desesperados, ser el recinto donde las lecciones de besos llegaran a la madrugada, querían derretirse … ahogarse con los “te quiero” que esta garganta mía no suelta casi nunca.
Mis genitales fueron un derroche de témpanos derretidos; ansiosos de ser completos como cuando tu sudabas en mi.
Esta noche pasada lloré soñando. Al despertar no quería vestirme.
Luego alguien dijo:
Luego alguien dijo:
tienes ojeras - yo callé.
Esta noche pasada necesité amarte y tu no estabas.
Aún huelo a mujer desesperada por tenerte.
Aún huelo a mujer desesperada por tenerte.
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